Todo comenzó
con Pedro Luro, aquel famoso pionero vasco-francés, dotado
de gran carácter y espíritu emprendedor, que llegó
al país a los 17 años; desarrollando una larga vida
de trabajo tesonero, convirtiéndose en una de los más
grandes estancieros bonaerenses. Corría el año 1852,
Pedro Luro tenía un almacén en el pueblo de Dolores,
cuando un estanciero de esa ciudad le encomendó la forestación
de su establecimiento a tanto por árbol, antes de partir
a Europa.
A su regreso, para su sorpresa, Pedro Luro había plantado
tantos árboles, que para pagarle, tuvo que escriturarle parte
del campo. Este es el origen de la Estancia “Dos Talas”.
En 1858, Pedro Luro, ya casado con Juana Pradere, se instala con
su familia en la enorme casa de dos plantas, que había hecho
construir. Al morir don Pedro, en 1890, dejó en su legado
la tradicional estancia a su hija Agustina, casada con Francisco
Sansinena, quien prosigue la obra iniciada por su padre, imprimiéndole
el sello de su personalidad. En base al monte existente encomendó
al prestigioso paisajista francés Carlos Thays el diseño
del parque de 30 hectáreas; aparecen las avenidas de árboles
– con una variedad de más de 50 especies - , un |